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Atajos filosóficos (55-63)




Óscar Sánchez Vadillo


55- Cuentan que alguien preguntó a Aristóteles cómo es nos sentimos más atraídos por unos rostros o por otros en cuestiones eróticas, y que el Filósofo respondió que quien pregunta eso es que no tiene ojos… La belleza, es, pues, una injusticia inevitable, y para colmo inefable.



56- En la lengua tiene el hombre lo que le resta de reptil…



57- ¡No aprenda nunca inglés, punto! (poema satírico)


No aprenda jamás inglés, por favor.

Y no porque se enseñe mal, “y punto”,

como corea el del tocomocho en la red.

Pase del inglés, no intente aprenderlo,

porque hoy en EEUU han absuelto a Trumpinho

(perro no muerde perro)

del cargo de ser un agitador anarcocapitalista,

en la tierra en que la más sagrada poesía,

es un arma cargada de balas de punta hueca,

como la retórica de Hacer Grande América.


¿Para qué aprender inglés? No se moleste...

De todas formas no podrá leer Finnegans Wake

ni ¡Absalóm, absalóm!, en su lengua original,

ni descifrar las letras de los dos Dylan, porque nadie podría,

ni charlar con Abraham Lincoln, porque lo mataron;

ni con JFK o Bobby Kennedy, porque los mataron;

Malcom X o Martín Luther King, por eso mismo,

y en cada episodio de South Park,

como un divertido mantra para niños:

“Han matado a Kenny!¡Hijos de puta!”


No se apunte a una academia, olvídelo ya.

Lo tiene en todas partes, don de la ubicuidad.

Y por una vez en su gobierno se lo saben;

que lo hablen por usted, dónt get tired pá ná.

La Rosalía también lo habla, what a duende y tronío.

Que nos haga de embajadora, que se los coma cruditos.

Que embelese a Boris Johnson, que le haga suplicar.

Que nos haga de Matahari, ¡que devuelvan Gibraltar!

(peñón peñazo, antigualla militar).

El inglés para el balconing, dejen ya de fuckear...


Aprenda portugués, ¡saudade di falar!,

viaggio in Italia, con la camisa a rayas,

vaya y coja acento andaluz: ¡shoshooo! ¡pisssha!

Enrédese en las virguerías del latín, lingua franca,

practique esperanto, klingon, volapük, tiki pona, lingua ignota,

¡derribe de una vez la Torre de Babel!

(pero no con dos aviones comerciales, please)

Pero no aprenda nunca inglés, haga usted el favor.

Y no porque se enseñe mal, “y punto”, que no es cierto,

sino porque ya hasta el Dinero se comunica en terabytes..


58 – (Ars amandi) Vale que para la coyunda no hay que poseer cualidades excepcionales, y así cada roto encontraremos nuestro descosido a poco que visitemos alguna sección de taras del mercado textil. Pero sigue siendo algo cierto lo que dijo C.G. Jung respecto del “anima” (la mayoría de los hombres se enamoran del “eterno femenino”, así en abstracto y cuanto más abstracto mejor) y el “animus” (la mayoría de las mujeres se enamoran del individuo descollante, en concreto del que corta el bacalao en cierto terreno y siguen los demás hombres). Más una cosa es la coyunda que mata la soledad y adormece la piel y otra esa sensación de haber sido elegidos desde lo alto que es el Amor, una forma casera de colgarse una medalla.

A mi lo que me gusta de El arte de amar de Ovidio es su idea de que la mujer de tus sueños no vive en Haiti, lo cual sería un gran infortunio, sino que puedes encontrar varias de ellas insuperables en el bloque de enfrente. En tu propio barrio hay ya suficientes diosas, parece decir: nada se gana con mudarse al gineceo de enfrente. Lo que traducido a lenguaje vernáculo quiere decir que para sufrir ya nos las apañamos solos, e igual nos da la pescadera de enfrente que la haitiana buscadora de perlas. Total, ambas huelen la mar a mar (y si además se llaman Mar, este verano me voy de crucero, amor). Ha hecho mucho daño Antonio Gala en este aspecto, haciendo creer a las lectoras que sólo encontrarán su misterioso Sansón bajo un turbante en exóticas tierras. No, Ovidio tenía razón, y por eso lo interesante es no sufrir antes, en la fase del cortejo/caza/asedio/andar-sobre-el-hielo-fino, porque cuando te enganchas de verdad es después, que es cuando, efectivamente, todo lo probado y probado a fondo te sabe a gloria y marisco fino -y si esto ni siquiera ocurre, los de dieciséis años le llaman “guarra” y los mayores educados miramos disimuladamente hacia otro lado y musitamos una excusa vergonzante. Pero como nuestro sino es sufrir al menos un poco porque nunca hemos llevado turbante ni poseído la sombra de ojos ni la curvada cimitarra que caracteriza al sandokan galiano o galista, lo que propongo, de nuevo con Ovidio de cicerone por las galerías del infierno sentimental, es aceptar el ridículo del cortejo con gallardía y apostura, ya que, como el ridículo como tal es inevitable y decretado por todos los dioses del Olimpo para los mortales encelados, al menos que ell@s se den la menor cuenta posible…

La fórmula infalible del acercamiento, la aspirina mágica que cura de la decepción e invita a repetir la siguiente vez como si nada hubiera ocurrido, es la alegría. Persíguel@ con alegría, alcanza o pierde el botín con alegría, y habrás minimizado los estragos tanto para tu presa como para ti mismo. Porque en el momento en que una pizca de tristeza ensombrezca todo el affaire, mejor que a esa chic@ no la vuelvas a ver ni en pintura: resultarás cargante e incómodo igualmente para ella tanto como para ti mismo. La tristeza, la caída de ojos y el suspiro están bien para Shakespeare; pero en la realidad, que se los lleve Rita la cantaora.




59- (Manifiesto Scum, Valerie Solanis) El manifiesto es realmente tremendo, me ha encantado leerlo. No me ha molestado en exceso que la tipa quiera matarme inmediatamente o reducirme a una abyecta sumisión a largo plazo, porque entre sus argumentaciones no deja de haber, a mi juicio, algunas observaciones brillantes que no deslucen por la demencia general del contexto. Además, su redacción es tan atractiva como zafia, tan explosiva como brutal: es, sin duda, el Mein Kampft del feminismo. Desde luego, es cierto que, como escribiera Baudrillard de Foucault -mutatis mutandi-, utiliza el mismo retorcido lenguaje que denuncia, sembrando lo mismo que finge desbrozar. No me extraña ahora que se le pegara un tiro a Andy Warhol, y frente a semejante aterciopelado horror (toma oxímoron), la defensa de la multipolaridad sexual como un imaginario constructo y, por tanto, revisable, no es más que un erudito retorno al aire libre y al sentido común.




60- En la serie de animación presuntamente para niños El asombroso mundo de Gumball: los protagonistas pasan por delante de un árbol, al que califican como el árbol eternamente feliz. El árbol, que tiene cara, responde, entre alegre y afligido: “por una vez me gustaría sentir otra cosa…” Chapeau.




61- Descreo absolutamente del inconsciente como una estructura transcendental de la conciencia y la praxis. Una de mis frases-fetiche de grandes autores la concibió Foucault en ese opusculito llamado Nietzsche, Marx, Freud. Allí escribía que “toda profundidad no es más que superficie enterrada”. Eso sucede, a mi parecer, por ejemplo con los mitos. Y entiendo que el inconsciente está en la misma situación: nada hay en él que no haya estado antes en el consciente, y este último, naturalmente, es histórico. Bueno estaría que la vigilia fuese un producto del sueño, por decirlo figuradamente, o que la vida fuese una función del cromosoma, como piensan los genetistas. Reivindico a Aristóteles: hay que volver a pensar en la prioridad de los fines como arché de la naturaleza, y no hay fines en los sueños ni en los genes interpretados como motores ciegos. Reivindico así mismo a Leibniz: el inconsciente está configurado por las micropercepciones de la consciencia, y pueden ser “desenterradas” o, por lo menos, comprendidas como tales. Reivindico por último a William James, y me declaro “empirista radical”: el psicoanálisis no es más que el enmascaramiento de un juego del lenguaje que se ha tornado automático. Por no seguir con la lista de favoritos, pienso, en definitivas cuentas, que si en el futuro se escribiera un libro importante, éste tendría que titularse Peri Ton Agathon (¿o es ἀγαθον?), o Acerca de los bienes. Quizá no en el sentido del último Platón, que desconocemos, sino en el de que el bien es el télos por antonomasia, a la vez que lo más natural de la naturaleza. ¡Carajo, parece que el viejo Aristóteles tuvo más razón que nadie!



62- Objetivo del borracho lúcido: ser el ciego en el país de los tuertos...



63- La Inteligencia Artificial aplicada a los generadores sintácticos como Chat GPT no es más que el simulacro de Trivium desde el triunfo absoluto del Quadrivium…


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