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Atajos....




Óscar Sánchez Vadillo


242- Sólo los grandes y sabios árboles son estoicos con éxito.



243- ¡Tanto empeño en hurgar en el cerebro, el sistema nervioso e incluso en el sistema digestivo para encontrar el origen de la conciencia! ¿Y por qué la conciencia no iba a ser, como la gravitación o el electromagnetismo, una constante cosmológica, tan originaria como aquellas y tan necesaria para la conformación de este universo tal y como lo conocemos (y desconocemos)? Así lo veían, por ejemplo, Anaxágoras, Leibniz o los panpsiquistas.




244- He preguntado a mi alrededor y nadie, ni siquiera los más jóvenes, recuerda que el dispositivo móvil aparezca en sus sueños (nocturnos, se entiende).





245- Se lee para tener en la cabeza polipos variados de otras a menudo más penetrantes.




246- La jungla anhela ser desierto, y viceversa.




247- Bien mirada, la teoría del término medio de Aristóteles en Ética a Nicómaco no es más que el pharmakon (me dicen que es una palabra esdrújula, como la propia “esdrújula”) griego: en los extremos te envenenas o no te curas, en el centro te salvas y hasta pasas un buen rato -sobria ebrietas…



248- Hannah Arendt, en La condición humana, creía que la bondad se agota en su propio gesto porque la “paradoja de las consecuencias” de Weber (que no cita) la hace vana y yo pienso que eso no es cierto. Jack Palance en Los profesionales le dice a Burt Lancaster algo semejante: que lo malo de la revolución es que olvida su impulso original, y entonces el mero paso del tiempo anula su propósito. Pero dejadme que yo crea que es mejor la bondad que se disipa a la venalidad que dura y dura, y que mejor para la bondad si debe renovarse a cada paso -como consigue el perdón teorizado también por Arendt-, aunque jamás pueda calcular la totalidad de sus efectos.



249- La psicología moderna es la industria de generar tullidos mentales. Gente que maneja bien sus dos piernas convencida de que es coja de una de ellas. El especialista (cursos varios, el tal Coelho, el puto pichicoanálisis, la terapia pichico-conductual, eso del “encuentro con uno mismo”, ahora lo del “nos vemos en cuanto pinches aquí abajo”, etc: todo no es más que dinero, y precisamente el tuyo...) te enseña a pensar que quizá es cierto, que lo mismo es que llevas siendo un tullido toda la vida. Así, tenemos ciencias, de enorme repercusión social, que generan un “efecto llamada” hacia la cojería. ¡¡¡”Cojería, cojería, tan dentro del alma mía!!!, que cantaría Bisbal. Contraproducente, en mi opinión, para afrontar adecuadamente los grandes desafíos del inmediato futuro, o tal vez no tan mal traído: justo lo que conviene para no hacerlo. No obstante, es vuestra elección...





250- No habrá jamás ningún final, igual que no tuvo nunca lugar ningún principio (todas las religiones mienten en este punto, incluida la científica).





251- El crédito de la heterosexualidad en Occidente está ya tan minado que el futuro de las uniones sexoafectivas sólo podrá ser, como en la antigüedad, homoerótico, o, contagiados del resto de mundo, cavernícola.





252- Suena verosímil, o al menos efectista y ben trovato, eso del coreano Han de que “somos los órganos sexuales del Capital”. Pero habría que añadir que también lo somos de los dispositivos móviles, y en última instancia del Ciberespacio…



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