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Atajos filosóficos (46-55)



Óscar Sánchez Vadillo


46- (Andrés Rábago) En las recopilaciones de cuentos de Manuel Vicent había ilustraciones a toda página de un tal OPS. Eran ciertamente muy surrealistas. Con una salvedad: el surrealismo pictórico parecía requerir o bien color -De Chirico- o bien abigarramiento de encuadre -George Grosz, que es más bien expresionista. Sin embargo, OPS era línea clara y vacío existencial. Recordaba más a Beckett que a Breton. Y, desde luego, no era suficiente, así Rábago no iba a ninguna parte. Con su transformación en el avatar El Roto alcanzó su encarnación definitiva. El Roto es más frase que dibujo, al contrario que OPS. El Roto no es un viñetista, es un epigramático, tal vez el más grande de nuestro tiempo. Yo, desde luego, también compraría el diario emblemático de la Transición sólo por su frase, si comprara diario alguno, como en su momento en mi facultad comprábamos el libelo de El Mundo por la colun-na de Pacumbral. El Roto de mano en mano, Pacumbral de mano en mano del pueblo llano a la hora del café: ese es, sin duda, el éxito absoluto de un escritor…

Un aspecto de El Roto que el público conoce menos es el de sus viñetas sobre eso que llaman Arte Contemporáneo. Se ve -lo ignoro- que él ha sido asiduo, incluso que ha echado su cuarto a espadas en ese mundillo. Una vez fuera, lo que observa en él no se puede llamar “ácido” o “corrosivo”, es simplemente todo cierto, desoladoramente cierto. Tal vez fue eso lo que le “rompió”...




47- El Poder es la juventud de los entrados en años, por eso nunca los verdaderos jóvenes entenderán porque aquellos lo ansían tanto.



48- A quién madruga, a Dios se la suda.


49- Algunos tienen aspiraciones y otros tenemos aspiradoras.



50- (Gabriel Albiac) En una ocasión discutí con Albiac en un seminario de la Facultad acerca de la correcta interpretación del libro V de la Ética. Creo que gané yo, puesto que él defendía un punto de vista de la “beatitud” más negro que la pez, pero lo cierto es que tampoco es esforzó demasiado, ya que yo sólo era un alumnillo arrogante, pero aun así hizo un pobre papel frente al resto de la clase, que eran poquitos. Albiac es un tipo de intelectual de este nuestro país de esos cuya motivación inicial fue imitar la pose fúnebre del existencialismo francés, eso de “yo sufro la angustia de la autenticidad y acudo a fumar a los clubes de jazz -y leo a Faulkner, por cierto-, mientras que mis compatriotas que sí sufrieron el horror de la guerra son unos pobres de espíritu”. Pese a su giro político hacia el ultraliberalismo desde el comunismo Albiac no ha cambiado ni un pelo ese gesto: él sigue siendo auténtico en su desilusión de todo, trata de escribir de un modo efectista y ahora los pobres gilipollas son los votantes de Podemos y Sumar. ¿Quién en su sano juicio puede comparar a Pablo Iglesias con Hitler, y, todavía más, a Winston Churchill con el PP? Mala baba a raudales es lo que cunde aquí...

Ya en unas anteriores elecciones escribió que ante la necedad imperante él se quedaba en casa oyendo a Nina Simone, creo que era. A ver si así la cantante le transmitía un poco de angustia, o algo. De hecho, es el único autor -por así llamar a encadenar egotismos- que yo sepa que ha escrito un libro negro sobre la muerte, a fin de acojonar al personal. Y el único filósofo -por así llamar al fariseismo intelectual- que sigue vistiendo de negro. ¿Qué tiene que ver Spinoza con nada de esto? Yo comprendo que Simone de Beauvoir es un símbolo del feminismo con todo merecimiento, pero lo cierto es que el existencialismo francés fue una peste -¿se referiría a esto Camus? A mi ese tipo de intelectual me produce vergüenza de mí mismo, que ya es decir, por lo que me pudiera parecer a algo semejante a él, que seguro que lo hay y mucho. Van de conciencia lúgubre del mundo, y el mismo Albiac dice en una entrevista en Youtube que el sabio que a su edad no es absolutamente deprimente es que es tonto. Él, a mi juicio, es ambas cosas, en su empeño, que a nadie importa, de exhibirse impúdicamente a sí mismo.




51- La paternidad es un amor que es trabajo y un trabajo que es amor, tal vez no por ese orden.





52- La adolescencia consiste fundamentalmente en fingir estar a la vuelta de todo sin nunca jamás haber ido.





53- Las enormes, realmente inimaginablemente grandes estrellas del espacio exterior relativamente cercano, como Rigel, se le antojan a uno como jalones del camino, descomunales (y tienen que serlo, vistas las distancias a recorrer...) gasolineras de combustible gratuito donde repostar futuros exploradores de mundos...





54- Leí que a Robert de Niro le ofrecieron el papel protagonista de El nombre de la rosa, pero lo rechazó porque no conseguía entender una trama en la que su personaje no terminase por acabar con su enemigo, el inquisidor, en un duelo a espada. Una de las misiones ideológicas principales de las películas de fantasía, acción, aventuras o ciencia-ficción reside precisamente en hacer creer al espectador, por un rato o para siempre, que todavía en la actualidad es posible que alguien acometa la defensa de sí mismo en los términos de una lucha cuerpo a cuerpo, tal y como se estilaba entre nuestros ancestros. Es decir, que pese a la proliferación incontenible de armas de fuego, tasers, drones, misiles de todo tipo, tanques, abogados, sicarios, programas del corazón et alia, todavía merecería la pena hoy aprender artes marciales (las películas de Jackie Chan, pongamos por caso, si es que se pueden llamar películas en vez de circos grabados), o esgrima (la entera saga Star Wars, donde el sable láser ha de poder interceptar los rayos de las pistolas de rayos, en el colmo del ridículo), para fajarte con tus enemigos.

Me pregunto si no será una manera más de hacer creíble el individualismo capitalista, por aquello de que ya que el destino del ciudadano moderno es competir en el mercado, de igual modo deberíamos ir armados, de revólveres como en el Far West o de músculos forjados en el gym, para combatir físicamente y al desnudo al Mal -o al rival comercial. Los adolescentes, de hecho, es lo que mayoritariamente buscan en los videojuegos, así como los adultos en series de éxito como The walking dead: el sueño de un mundo simple en que volviese a ser posible depender tan sólo de la propia destreza.


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