
Óscar Sánchez Vadillo
10- El acmé de los antiguos griegos, el “florecimiento”, es, también, tal como yo lo veo, la edad en la que ya no sería tan injusto desde un punto de vista humano desaparecer… (O, como decía el tío de un amigo: “ya se me va poniendo aspecto de salir guapo en una esquela...”)
11- En el s. XVII lo vieron claro y acertaron: Natura, la naturaleza, es pedante y barroca a más no poder, y cuanto más se investiga, más se confirma esta impresión entre estética y admirativa.
12- La acción específica que corresponde a la concreción de algo tan aparentemente evanescente como la colmena hirviente de las Posibilidades, históricas o vitales, es, precisamente, zumbar…
13- Si Michel Foucault no se hubiera quedado calvo (esa magnífica esfera armilar en la que parecen gravitar tantos secretos, y donde poco más abajo los ojos escrutan con lupa por todos los agujeros de cerradura…), no tendría ni la mitad de los lectores que tuvo y sigue teniendo.
14- El filósofo debe ser lo enteramente opuesto a un actor, debe ser un anti-actor tanto como el reguetón es anti-música. Sin embargo, esto que parecía claro en toda la antigüedad y medioevo, excepto por las performances de la escuela cínica, resulta hoy más difícil que nunca, dado que la filosofía ha dejado aparcado cualquier otro propósito de investigación que no se proponga como directamente político, y nada hay más teatrero y más falso que un político. De ahí la fibra populista que anida en mucha filosofía actual, hasta el punto de que eliminada ésta ni sabríamos ya lo que fuera el pensamiento antes de su secular envulvamiento social...
15- Si el budismo y el hinduismo tuvieran algo de razón, y nada hay tras el Velo de Maya (una Nada que, por cierto, Oriente imagina como blancura infinita, mientras que en Occidente la muerte es negrura de tinieblas…), entonces uno se pregunta por qué las formas de la ilusión están tan bien diseñadas. Veo un perro junto a la barra de un bar acompañado por su dueño y me parece, en una intuición inevitable, que no de otra es y debe de ser, e incluso es bello que así sea, la morphé “perro”. La tal Maya engaña, pero lo hace de un modo tan congruente, tan acertado y como eterno que yo al menos no tengo otro remedio que preferir las apariencias de Maya a la verdad oculta del Nirvana, en nombre su enormemente mayor pericia artística…
16- Una conclusión horrible, pero apodíctica: si la gente del Primer Mundo tiene que pasarlo realmente mal para salir de su burbuja y despertar a los grandes problemas del futuro inmediato, entonces la tarea del terrorismo internacional consistiría en acelerar tal proceso. Con otras palabras: el terrorismo asesino como otro aceleracionismo.
17- El “¡Shazam!” de Raymond Chandler era el whisky. El hombre sólo era un hombre, ni mucho ni poco agraciado, pero daba unos tragos de poción mágica y ya podía tirar de los hilos de esa síntesis perfecta de sentimiento y acción, honestidad y malicia, ese superhombre: Philip Marlowe.
18- En En busca del arca perdida el malo, Belloq, tiene los ojos azules, mientra que el Doctor Jones los tiene marrones (o, si se quiere, castaños o almendrados). Hay algo de perversidad, algo como de malignidad vikinga en tener un color de iris distinto de la mayoría en aquellas regiones del mundo en que esa virguería es minoritaria, y por eso te puedes fiar más de Jones, porque su mirada es más de fiar, más de persona sencilla que aborda los problemas de frente y de manera sencilla…
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